Para empezar, nada mejor que unas palabras de Bienvenida (Pérez): "Hay fotos que no valen lo que cuestan".

lunes, 26 de diciembre de 2011

25 de diciembre, zum, zum, zum




Gracias. Si estas leyendo, date por agradecido. Puede que la proxima vez que convoque una rueda de prensa con degustación de vino de la tierra y chocolate de afuera nos volvamos a ver. 
Suelo decir que este pueblo, Bruselas, es el paraiso de los pretenciosos. Todo el que llega a esta curiosa ciudad lo hace movido por las ganas de mejorar. Y quién no, verdad? Vale, aceptamos barco. Pero una vez aqui, y teniendo en cuenta el poder de atracción que tiene el lado mas oscuro de la bandera europea, lo mas facil es caer en la maldicion del badge, esa tarjetita que permite cobrar a fin de mes y que lleva el logotipo de cualquiera de las instituciones europeas y que genera en quien lo porta la increible convicción de ser dueño y señor del edificio donde supuestamente presta sus servicios. Digo supuestamente porque yo ya tengo un poco de experiencia en el sector público, y arrieros fuimos antes de la oposición. La parte buena es que todos tenemos esas ganas de ver las cosas desde otro punto de vista y por muy radical, egoista y avaricioso que puedas ser, hasta un ex-alto cargo de las fuerzas de seguridad del estado te puede confesar su impepinable presencia en las partidas de mus de todos los jueves a las dos y media de la tarde en un bar de Avila capital. Hoy me hubiese gustado presentar a otra persona, uno de esos miembros de la exclusiva sociedad de amigos del autor de este blog, los cuales destacan por su sencillez, como tu, pero uno de estos miembros me facilitó hace poco cierta información a cerca de la posibilidad de resultar denunciado gracias a la publicación de fotos de terceros que me ha hecho rebuscar entre las fotos del menor de los hijos de mis padres. Es uno de los peores ejemplos del Rara Bruxelensis. No suele llevar el famoso badge, que aqui todo el mundo pronuncia "bach", pero es el dueño y señor de un garito que merece la pena visitar, sobre todo a partir de las seis de la tarde. Ah, me consta que él tambien se siente agradecido con tu lectura.
Al final, entre luces y sombras, mejor eso que asustar a alguien.

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